viernes, 13 de agosto de 2010

EDUCACION HOLISTA Y EL FUTURO DE LA HUMANIDAD Martha Elena Peña de la Maza, San Luis Potosí, 2009


Fundación ramon gallegos


MAESTRÍA EN EDUCACIÓN HOLISTA




     La Educación Holista provee la Cultura de Paz
La educación holista desarrollada por el Dr. Ramón Gallegos es una pedagogía del amor universal que se orienta a una cultura de paz. Probemos comprobar este postulado pues la comprensión de la importancia de la paz para construir una sociedad sustentable es el eslabón perdido de la humanidad actual. Desde la educación holista podemos sensibilizar y acercar a los seres humanos ya que este modelo educativo no busca sólo transmitir saberes educativos que se queden en el mundo de las ideas, sino que busca la vivencia real de lo que significa la educación holista: una intuición espiritual, más allá de la ideología y el mero intelecto instrumental. La evolución de tu propia conciencia pasa por la disolución del materialismo y el darte cuenta de que no eres un ser humano que tiene experiencias espirituales, sino que eres un ser espiritual que está teniendo una experiencia humana de lo cual se habla continuamente en la obra de educación holista.
La educación relativa a la paz es un acto pedagógico que supone un conjunto armonioso y  una reflexión madura sobre los objetivos cognitivos, operacionales (procedimentales) y afectivos destinada a favorecer: El acceso a las distintas fuentes de información sobre cómo construir la paz a través de la concientización y sensibilización sobre las problemáticas mundiales; La adquisición de los conocimientos necesarios para desarrollar - a través de métodos pedagógicos activos y coherentes-  un juicio crítico que ilumine tanto el análisis como la acción en relación con los obstáculos que dificultan la construcción de la paz; La construcción colectiva de valores y comportamientos que nos guíen como personas y como miembros de una comunidad a  buscar estrategias alternativas cara a los problemas de la paz. Dependiendo del concepto de paz que adoptemos, así resultará un modelo más o menos acertado de educación para la paz. Es evidente que esta  educación  no puede reducirse a la mera  transmisión de aquellos contenidos relativos a la paz, sino que desde una dimensión global debe repercutir en todo el currículo entendido este como todo aquello que  el medio ofrece a los individuos como posibilidad de aprender tanto en el seno de las instituciones educativas como fuera de ellas. Por esta misma razón  debe formar parte integral e integrada de todo el sistema educativo, no como una actividad aislada u ocasional motivada por la celebración de unas efemérides o años internacionales, sino como elemento esencial de todo proyecto educativo que pretenda ponerse al servicio de la humanidad.  Dicho proyecto educativo, fruto de la reflexión y del compromiso de todos los miembros de la comunidad educativa, debe  fundarse en  una terminología clara y correcta de la noción de paz.  Un proyecto sostenido por la paz negativa tenderá a fortalecer la norma y el orden institucional para evitar de este modo cualquier alteración de lo que se entienda por convivencia. Y estará más centrada en los procesos de transmisión del conocimiento otorgado (científico) que en los procesos colectivos de aprendizaje; más en la obediencia de las normas establecidas que en la regulación pacífica de los conflictos. Por el contrario, un proyecto educativo elaborado desde una perspectiva de la paz positiva e imperfecta  tenderá a valorar todas las acciones pedagógicas caracterizadas por aquella convivencia donde los conflictos se resuelven favorablemente para todos y no exagerará excesivamente las perturbaciones o violencias que en el seno de la organización se produzcan como un rasgo constante y  esencial de la misma. Y actuará, a la vez, ante la violencia con soluciones dirigidas a frenar y prevenir no  sólo las expresiones de esa violencia ejercida de manera directa, sino tratando de descubrir tanto en la cultura (clima escolar) como en la estructura (organización formal e informal)  las raíces de la misma.
La realidad social es compleja, al igual que la condición humana, por lo que cualquier proyecto de construcción de la paz deberá considerar adecuadamente la multiplicidad de factores y elementos que se interrelacionan. La educación para la paz no puede quedar indiferente de esta complejidad pues refleja, lo quiera o no, un modelo social militante y comprometido con unos determinados valores. Diversidad, interrelación, multicausalidad e interdependencia son elementos básicos de esa unidad compleja que es nuestro mundo en continuo y acelerado cambio. Diversidad, interrelación, multicausalidad e interdependencia también son los factores que definen la educación y que no pueden ser obviados; muy al contrario, necesitan ser comprendidos y aceptados a través de métodos basados en la cooperación y en la llamada racionalidad comunicativa. Lejos de utopismos pedagógicos, la concepción de paz imperfecta sugiere un modelo de educación para la paz que apoyándose en la realidad cotidiana, en las vivencias personales de los actores de la educación intenta comprender y transformar esa realidad sin tener que esperar que se haya producido una conciencia universal tal que la violencia deje de existir. La idea es mucho más sencilla, se trata simplemente de crear una conciencia mayoritaria a favor de la paz desde la cotidianidad  en el convencimiento de que “una utopía de hoy es una realidad mañana para la paz”, la paz es el camino. En ese camino la educación, como proyecto individual y social, es un instrumento eficaz de transformación, aunque no es el único.
En este sentido la educación holista debe ser sostenida por algunos principios esenciales: Enseñar y aprender a resolver los conflictos de forma no violenta como estrategia para prevenir la violencia y hacer de nuestras relaciones humanas una fuente de enriquecimiento personal  puesto al servicio de la comunidad, especialmente de los más vulnerables. Aprender unos valores, verdaderamente significativos, construidos colectivamente, como elemento esencial de un aprendizaje ciudadano que durante toda la vida potencie, a través de una democracia cada vez más participativa e igualitaria,  nuestra responsabilidad solidaria con las generaciones presente y futuras. Ser un aprendizaje orientado a la acción en distintos ámbitos para conseguir que ese ideal compartido de paz, como justicia y equidad,  constituya un verdadero y permanente proceso a través del cual son menos los miembros de la sociedad a quienes se niega el ejercicio y disfrute de los derechos humanos. De acuerdo con los principios anteriores puede establecerse, como se ha auspiciado actualmente por distintos organismos internacionales y de carácter regional así como por algunas reformas educativas[1], los componentes de un programa de educación para la paz que se articula alrededor de los siguientes ámbitos: La educación para la regulación  pacífica de los conflictos. Dicha educación debe atender  no sólo la enseñanza y el aprendizaje de las estrategias de regulación de aquellos conflictos que se dan en el interior de las instituciones educativas, sino favorecer espacios de participación y diálogo en nuestras relaciones sociales para enfrentar adecuadamente los desafíos como ciudadanos. La educación en valores y el aprendizaje de una ciudadanía democrática. La cultura democrática es la base indispensable para hacer viable la misma democracia, no como una forma de gobernar, sino como una forma de vida. Es por ello que esta educación, cuyos principales beneficiarios son los jóvenes e indirectamente todos los miembros de la comunidad educativa, debe promocionar  también los valores  y las prácticas democráticas en cada una de las esferas en los que se ejerce la ciudadanía: familia, medios de comunicación, instituciones. La educación para la paz y la comprensión internacional. Como resultado de la creciente globalización, la paz entre los países, a través de la cooperación, la solución de los conflictos por la vía pacifica de la negociación y el respeto por el derecho internacional, depende en gran medida del grado de interdependencia y comunidad de intereses socioeconómicos, geográficos y políticos entre los Estados. Si esta tesis es válida, la educación  debe también priorizar la promoción- en los diferentes niveles del sistema educativo de cada uno de los países-  del estudio de otros pueblos y de otras culturas, incluidas las aportaciones realizadas para la construcción de la Cultura de  paz. Un ejercicio que de hacerse efectivo debe asumir acciones coordinadas, interdependientes y sinérgicas en ocho esferas o ámbitos: Cultura de paz a través de la educación. Desarrollo económico y social sostenible. Respeto de todos los derechos humanos. Igualdad entre hombres y mujeres. Participación democrática. Comprensión. Tolerancia y Solidaridad. Comunicación participativa. Y libre circulación de información y conocimientos Paz y seguridad internacionales. La Cultura de Paz, resultado de un largo proceso de reflexión y de  acción no es un concepto abstracto, sino que fruto de una actividad prolongada a favor de la paz en distintos periodos históricos y en diferentes contextos, constituye un elemento dinamizador, abierto  a las constantes y creativas aportaciones que hagamos. La educación en este proceso ocupa un importante papel pues gracias a la relación interactiva y sinérgica que mantiene con la Cultura de paz favorece el desarrollo del resto de ámbitos donde esta se desarrolla y construye
La Cultura de Paz se forja desde el hogar, es imposible que el ser humano se vea rebasado precisamente por el entorno, mi conclusión se refiere a que aún dando las mejores estrategias o indicaciones que propicien la paz en el mundo no se alcanzará hasta que el ser humano deje su ego y sus apegos a un lado y abra su corazón buscando el bien común la tolerancia, la ecuanimidad la empatía la humildad y lo más relevante la Espiritualidad y el Amor Universal, dejándose abrazar por cada uno de estos conceptos para llevarlos a la práctica y que en el  día a día busque detener o por lo menos aminorar la violencia entre sus congéneres y máximo aún que su responsabilidad parta desde su esencia como educador holista.
BIBLIOGRAFIA.

- Gallegos Nava Ramón (2000) El espíritu de la educación. Integridad y trascendencia en educación holista. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2001) La educación del corazón. Doce principios para las escuelas holistas. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2001) Educación holista. Pedagogía del amor universal. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2001) Una visión integral de la educación. El corazón de la educación holista. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2001) Diálogos holistas. Educación holista y filosofía perenne I. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2003) Aprender a ser. El nacimiento de una nueva conciencia espiritual. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2003) Comunidades de aprendizaje. Transformando las escuelas en comunidades que aprenden. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.
- Gallegos Nava Ramón (2003) Pedagogía del amor universal. Una visión holista del mundo. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2004) Sabiduría, amor y compasión. Educación holista y filosofía perenne II. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2004) El Camino de la filosofía perenne. Educación holista y filosofía perenne III. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2005) Educación y espiritualidad. La educación como práctica espiritual. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

- Gallegos Nava Ramón (2007) Inteligencia espiritual. Más allá de las inteligencias múltiples y emocional. Fundación Internacional para la Educación Holista, Guadalajara.

RAMON GALLEGOS: INTELIGENCIA ESPIRITUAL


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